Mi nuevo dormitorio

Ella gritó de alegría, me abrazó y comenzó a brincar. Le dió la noticia a Lizz y a Ivana que había venido porque Majo se había escapado al otro salón, y ellas también se emocionaron, bueno, Ivana no tanto porque era un poco tímida.
- ¡Es increíble que vayamos a dormir juntas! -dijo Angie.
- ¡Si! -dijo Lizz.
- Ya lo creo -respondí.
Cuando estábamos saltando apareció Nico.
- Hey, ¿qué pasa aquí?
- ¡Vamos a ser compañeras de cuarto! -gritó Angela.
- ¡Eso es genial! -dijo Nico mirando a Lizz.
- Ven Jess. Vamos a preguntarle a la miss si podemos ayudarte a hacer tus maletas -dijo Angie.
- OK.
Nos acercamos las 4 a la miss.
- Miss Berna, ¿podemos ayudar a Jessica a hacer sus maletas? -preguntó Angie.
- Claro chicas, vayan -la miss nos dió una nota que Angie guardóen su bolsillo de la falda del uniforme.
- Gracias miss -dijimos todas a coro.
Recogimos mis maletas y caminamos hacia el patio donde nos habíamos formado y había un edificio enorme a la derecha. Entramos y al fondo había un ascensor. Entramos y Angie presionó el número 3. Cuando llegamos, era un corredor largo y horizontal. Al frente estaba el baño y a la derecha habían 10 puertas, o sea, 10 habitaciones. Caminamos casi hasta el fondo buscando la habitación 166 -que era la nuestra-. Angie tenía una llave. Bueno, todas tenían una. Angie me dio la mía y abrió la puerta.
Era un dormitorio regular. Habían 2 camarotes pegados a la pared. Uno a la derecha y otro a la izquierda. Habían 2 muebles pegados a la pared de 4 cajones. Estaban en medio de los camarotes. Eran de madera. Uno de los cubrecamas era azul con rayas celestes -la cama de abajo del camarote de la izquierda-. Otro era verde limón con círculos verde oscuro -la cama de arriba del camarote de la izquierda-. Otro era rosado con corazores rojos -la cama de arriba del camarote de la derecha-. Y el último era naranja con soles amarillos -la cama de abajo del camarote de la derecha.
El de Angie era el verde. El de Lizz era el naranja. El de Ivana era el azul y el mío era el rosado.
Ivana me ayudó a meter algo de mi ropa en los 2 primeros cajones del mueble de la derecha. Cuando terminamos y salimos del salón nos encontramos con una chica -20 a 30 años.
- ¿Qué hacen aquí? -nos preguntó.
- Ayudábamos a Jess a deshacer sus maletas -dijo Lizz.
- Sí -dijo Ivana- Tenemos permiso.
Angie le enseñó la nota que la miss nos había dado.
- Está bien. Vayan a clases.
- Gracias Ale -dijeron las 3.
Cuando estuvimos fuera del edificio le pregunté a Lizz quién era ella.
- Ella es Alejandra. Nuestra asesora de dormitorio. Le decimos Ale o Aleja. Es buena gente pero siempre sigue las reglas. Así que no trates de hacer algo a sus espaldas porque ella lo descubrirá.
- Ah. OK -dije.
- Oye Ivana ¿qué hora es? -preguntó Angie.
- Em... -Ivana consultó su reloj- Las 9:58.
- OK entonces terminamos las clases en 17 minutos ya que hoy salimos temprano -dijo Angie- Luego podemos ir al cuarto y de ahí a almorzar para celebrar que Jess se une al grupo. ¿Quieres? -me preguntó.
Yo me quedé sin decir nada. ¿Era mi primer día y ya tenía un grupo?
- Oh. Gracias Angie. Muchas gracias -la abracé y casi empiezo a llorar.
Las 3 me abrazaron. Creo que Ivana ya había perdido toda su timidez hacia mí. Y Lizz había dejado de pensar que yo quería algo con Nico.
- Bueno, vamos o la miss nos va a cerrar la puerta -dijo Lizz.
- Sí, vamos -dijimos todas.
Cuando llegamos al salón, la miss no estaba. Así que todos estaban parados y hasta habían algunas del otro salón.
Angie llamó a Majo, Mafe, Brenda y Daniela y les dio la noticia. Todas me felicitaron y me abrazaron.
- Bienvenida al grupo -me decían.
- Gracias -les respondía.
Sonó el timbre -o sea eran las 10:15 hora de salida- y todos recogieron sus cosas y se fueron corriendo.
Nosotras 8 fuimos a muestra habitación y allí nos sentamos en la cama, en el suelo y en unos puffs que alguien había traído.
Tocaron la puerta y llegaron Felipe, Jorge, Luque, Nico y mi primo. Al parecer él también se había unido al grupo. Él se veía tan sorprendido como yo cuando me vió.
- Hola chicas -dijeron los chicos.
- Nos enteramos de la noticia -dijo Jorge- Felicidades Jess.
- Gracias.
- Y supongo que nosotros también incluimos a alguien en el grupo -dijo Felipe mirando a Elías.
- Elías se va a quedar con nosotros -dijo Luque.
- Qué bien -dije- Felicidades primito.
- ¿Es tu primo? -me preguntó Brenda.
- Claro -dije, me acerqué a él y lo abrazé- ¿No ves el parecido? -bromeé.
Todos rieron.
-Oigan, ¿ya saben a quién invitarán al baile de fin de verano? -pregunto Ivana.
Todos los chicos se quedaron mudos y todas las chicas nos reimos bajito
- Creo que todos saben a quién invitaré -dijo Nico- Lizz, ¿quisieras ir conmigo al baile?
- Claro que sí -dijo Lizz. Se paró de un salto, se abalanzó sobre él y lo besó.
- ¡¡¡WUUU!!! -dijeron todos.
- Ya. ¿Quién más va a invitar a alguien?
- Yo -dijo Felipe- Angie, ¿quieres ir conmigo al baile?
- Sí -dijo ella. Ellos se abrazaron.
Interrumpió ese amoroso momento un portazo.
Me paré y abrí la puerta.
Ahí estaba un chico con pelo negro. Tenía cara de asustado.
- ¿Está Luque? -preguntó.
- Sí. Está aquí. -me volteé y llamé a Luque.
- ¡Francisco! -dijo Luque- No me digas. Antonio y Carlo ¿no?
Francisco asintió.
- OK, vamos -dijo Luque. Se volteó hacia nosotros y dijo:- Ahora vuelvo.
- Te acompañamos -dijimos todos.
- Está bien.
Fuimos corriendo al patio principal y allí había una multitud de gente observando una pelea entre dos chicos.
- ¡¡¡BASTA!!! -gritaron Luque y Francisco.
Luque agarro al chico con pelo marrón del brazo y Francisco le hizo una llave al cartaño.
- ¡Antonio, detente! -gritó Luque.
Antonio tenía los ojos llenos de rabia.
- El castaño es Carlo. Lamentablamente es mi hermano y no se lo decimos a nadie así que por favor no digas nada -me susurró Angie.
- No te preocupes -le prometí.
De la nada, Carlo se safó de la llave de Francisco, le dio un codazo en la nariz y se abalanzó sobre Antonio otra vez.
Francisco yacía en el suelo agarrándose con ambas manos la nariz.
Yo me acerqué y le ayudé a levantarse. Sus manos estaban llenas de sangre.
Con ayuda de Mafe lo llevamos a la enfermería que no estaba muy lejos de allí. Lo sentamos en una camilla, pero luego Mafe dijo que se tenía que ir. Yo me senté al lado de Francisco.
- Gracias por ayudarme -me dijo mientras la enfermera llegaba.
- No hay problema.
La enfermera lo revisó y le limpió. Al final, pareció como si no le hubiera pasado nada.
Salimos y vimos que la pelea ya había acabado.
- Oye, emmm... -dijo Francisco algo nervioso.
- ¿Si? -pregunté.
- ¿Te gustaría ir al baile conmigo? -dijo mirándome directamente a los ojos.
- Claro -le dije y le di un beso en la mejilla.
Él sonrió.
- OK. Entonces nos vemos.
- Claro -dije- Adiós.
- Adiós.
Caminé hacia el edificio, subí el ascensor y cuando entré al dormitorio, todos me miraban.
- ¿Dónde estabas? -preguntó Angie.
- Te estábamos buscando... -dijo Majo.
- ...por todas partes -completó Mafe.
- Estaba acompañando a Francisco a la enfermería porque al parecer Carlo le dio un codazo en la nariz y nadie se dio cuenta -dije.
- ¿Enserio? ¿Y cómo está? -preguntó Luque.
- Muy bien. No le pasó nada -dije.
Luque suspiró de alivio.
- Ven, ven, cuéntanos que pasó -dijo Majo.
Les conté todo con muchísimo detalle. Incluyendo la parte en que me preguntó para ir al baile juntos y la parte en que le di un beso en el cachete.
Todas comenzaron a chillar.
- ¡Qué bien! -dijeron algunas.
- ¡Increíble! -dijeron otras.
- Eso nos convierte en casi parientes -dijo Luque y me abrazó los hombros con un brazo.
Yo comenzé a reír.
Luego de pronto todos se callaron y se escuchó un estómago que rugía. Todos rieron.
- ¿Quién fue? -preguntó Brenda.
- Emmm... yo -dijo Daniela.
- Entonces vamos a comer -dije.
Fuimos a la cafetería que era al aire libre. Fuimos por una bandeja y nos servimos lo que había de almuerzo. Era Arroz Chaufa con jugo de piña y de postre torta helada.
Juntamos 2 mesas. Yo me senté al lado de Luque y él me contó cuándo era el baile. Era ese sábado.
- ¿Tan pronto? -pregunté asombrada.
Él se rió.
- Te va a parecer una eternidad -me prometió.
Yo me quedé pensativa.
Angie se paró.
- Oigan. ¡Oigan! -dijo- Quiero hacer un brindis. Por Elías y Jess que se van a unir al grupo. ¿Quieren decir algo?
Yo solo dije gracias y Elías igual.
- Bueno, ¡vamos a comer! -gritó Jorge- ¡Me muero de hambre!
Así que Elías y yo nos sentamos porque habíamos estado parados y empezamos a conversar mientras comíamos hasta que terminamos 1 hora después. Después de comer tanto, todos nos moríamos de sueño así que regresamos a nuestras respectivos dormitorios -me di cuenta de que había un edificio para los chicos y otro para las chicas-. Cuando Angie, Lizz, Ivana y yo llegamos a la nuestra, nos echamos en nuestras camas y nos dormimos.