Mi primer día

Ahí estaba yo con mi hermano, mi hermana y mi primo. A punto de entrar al nuevo internado (que horrible) al que mi mamá y mi tía nos habían mandado. Ninguno hablaba. Nadie podía creer que la amenaza de mi mamá hubiera sido real. Nunca lo era.
El edificio era gris con blanco. Era de 5 pisos. Ufff... este sol no me dejaba ni ver el 3er piso.
Había otro chico a mi lado. No sabía su nombre pero por su cara, supe que no se trataba de alguien que precisamente quisiera estar aquí.
Avanzamos hacia nuestros respectivos salones. Mi primo estaba en el otro salón. El otro chico estaba conmigo.
Cuando llegamos, la profesora nos presentó.
- Chicos, estos son los chicos nuevos que van a entrar al internado -hice una mueca- porfavor sean amables con ellos en su primer día.
Una chica atrajo mi mirada y me sonrió. Las chicas de la última fila se comenzaron a pasar notitas y a mirarme con cara rara. Yo me moría de verguenza.
- Esta es Jessica -me cogió de los hombros y me atrajo hacia ella- Siéntate ahí jovencita -me señaló un asiento al lado de la chica que me había sonreído y detrás de un chico guapo. Me senté en ese sitio con las mejillas al rojo vivo.
- Y este es Alex -le hizo lo mismo y le mostró un asiento detrás mío.
- Yo soy la miss Berna y voy a ser su tutora de clases este año.
De pronto sonó un timbre -en mi anterior colegio era una campana- y todos se pararon excepto Alex y yo. Se pusieron en fila en orden de tamaño.
Nosotros nos paramos al lado de la fila sin saber que hacer. La profesora me puso delante de una chica con pelo negro que me pareció amigable y detrás de la chica que me sonrió. Y a Alex lo puso más atrás.
- Hola -me dijo la chica que me sonrió- soy Angela pero me puedes llamar Angie. ¿Cómo te llamas tú?
- Jessica -dije en voz muy baja.
- Que bien. ¿Y porqué estás aquí y no en una escuela?
- ¿Importa? -dije de mala gana. En realidad no quería molestarme más con mi hermano porque prácticamente de él fue la culpa.
Ella puso una mala cara.
- Lo siento -dije- No quiero hablar de eso -Seguía molesta con mi hermano.
- Está bien. No hay problema -dijo. Luego me sonrió.
Avanzamos hasta salir del salón y luego bajamos unas escaleras hasta llegar a un patio grande y de ahí avanzamos y cuando llegamos a la mitad nos detuvimos. Habían muchas más filas. En la de la izquierda estaba mi primo y en la de la derecha estaba mi hermano.
- ¡Hey Jess! -me gritó Elías.
- ¡Hola! -le grité de regreso.
-¿Qué tal te ha ido primita?
- Bien ¿y a ti?
- Bien, bien -miró a su alrededor y luego se acercó a mi oído- He conocido varias chicas lindas -susurró.
- Ah, ¿si? -pregunté- ¿Como quién?
- Una chica llamada Brenda y otra llamada Daniela.
- Ah que bien...
-¿Y tú conociste a alguien?
Miré a Angela.
- Sí. Una buena chica llamada Angela.
- Al menos. Yo creía que te habías quedado autista como siempre.
Una señora que estaba al frente de todos tocó un silbato.
- ¡Firmes! -dijo. Todos se pararon rectos- ¡Descanso! -todos pusieron sus manos detrás y separaron los pies- ¡Atención! -todos se pararon rectos de nuevo. Elías y yo nos quedamos parados sin hacer nada. No sabíamos que hacían. Me recordaban a esas películas de militares.
Lo miré de reojo y él estaba mirando a todos con ojos como platos.
Miramos a la escolta venir y cantamos el himno nacional.
La señora comenzó a decir algo. Yo estaba en otra cosa. Lo único que escuché fue cuando la señora -que supe se llamaba Carmen, miss Carmen- dijo que iba a presentar a los alumnos nuevos.
¡Otra vez no! pensé.
Todos los alumnos y profesores nuevos tuvimos que ir al frente y presentarnos. Fue muy vergonzoso. Estaba roja.
Luego volvimos a nuestros sitios. Una miss dió un anuncio y volvimos a los salones.
Cuando llegamos, nos sentamos en nuestros respectivos lugares y el chico guapo que se sentaba delante mío se volteó.
- Hola.
- Ho-ho-hola -tartamudeé.
- ¿Tú eres Jessica no?
- Ajá
- Yo soy Nicolás, pero me puedes llamar Nico
- Ah OK.
- ¿Y porqué estás aquí?
- No quiero hablar de eso.
- Ah, bueno.
Se volteó otra vez y pensé que debí haberle dicho.
- Hola Jessica -me dijo Angela.
- Hola. Llámame Jess -dije.
- OK. Hola Jess
Yo le sonreí.
- Oye, quiero presentarte algunos amigos.
- Está bien.
- Ven -me tomó de la muñeca y me llevó a una esquina al lado de la puerta donde habían 6 chicas sentadas.
- Hola chicas. Ella es Jess.
Todas interrumpieron sus conversaciones para verme detenidamente. Era la 3era vez en un día que me ponía roja.
- Hola -dijeron todas a la vez excepto una. Una de las chicas se paró enfrente mío.
- Hola. Yo soy Elizabeth pero me puedes decir Lizz -dijo.
- Hola Lizz -dije. Se pararon otras dos chicas que eran iguales excepto por el pelo.
- Hola Jess yo soy Majo y ella es Mafe -dijo la rubia señalando a su hermana de pelo marrón.
- Hola.
-Yo estoy en este salón y Mafe en el otro -dijo Majo.
- Ah, entonces estamos juntas -dije.
Ella sonrió.
- Creo que sí -dijo. Otras tres chicas se pararon.
- Hola, yo soy Brenda -dijo la rubia alta.
- Yo soy Daniela -dijo la otra chica rubia.
- Y yo soy Ivana -dijo la de pelo marrón susurrando.
- Hola -les dije.
- Bueno creo que ya conoces a todas, ahora te voy a presentar a unos amigos del grupo -dijo Angie.
Me agarró de la muñeca de nuevo y me llevó adonde estaban tres chicos -uno de pelo marrón y algo largo, otro de pelo marrón y corto y otro con rulos- de pie conversando.
- Hola chicos -dijo Angie.
- Ah, hola. ¿Quién es ella? -dijo el chico con el pelo largo.
- Ella es Jess. Se las quería presentar.
- Hola Jess soy Felipe -dijo el de pelo largo.
- Yo soy Jorge -dijo el de pelo corto.
- Y yo soy Luque -dijo el de rulos.
- Hola -dije.
Luego me dí cuenta de que habían 5 chicas sentadas en sus sitios. Habían movido las sillas para estar más cerca.
- ¿Quienes son ellas? -le pregunté a Angie.
- Ellas son el grupaxo -dijo.
- ¿El grupaxo?
- Sí. Supuestamente el grupo más popular de todos. La del centro, la más alta y de pelo marrón, se llama Adriana y nos lleva 2 años. Repitió. La que está a su lado, la pelirroja, se llama Lorena. Repitió solo una vez. Y las demás, han sido sus seguidoras desde que las conocen.
- ¿Y de verdad son el grupo más popular? -pregunté.
- Por supuesto que no. Pero eso es lo que creen.
- Oh.
Sonó el timbre y todos se sentaron en sus sitios.